Himno de Europa
Europa está ahora unida
Y que unida permanezca;
Una en su diversidad
Contribuyendo a la paz del mundo.
Y que unida permanezca;
Una en su diversidad
Contribuyendo a la paz del mundo.
Siempre reinen en Europa
la fe y la justicia
y la libertad de los pueblos
en una patria mayor.
la fe y la justicia
y la libertad de los pueblos
en una patria mayor.
Ciudadanos, que Europa prospere,
La gran tarea os llama.
Las estrellas son en el cielo los símbolos,
doradas, que nos unen.
La gran tarea os llama.
Las estrellas son en el cielo los símbolos,
doradas, que nos unen.
Peter
Roland
Ejemplo:
ODA anacreóntica VI de Juan Meléndez Valdés.
¡ Como se van las horas,
y tras ellas los días,
y los floridos años
de nuestra frágil vida !
La vejez luego viene
del amor enemiga,
y entre fúnebres sombras
la muerte se avecina,
que escuálida y temblando,
fea, informe, amarilla,
nos aterra, y apaga
nuestros fuegos y dichas.
El fuego se entorpece,
los ayeres nos fatigan,
nos huyen los placeres
y deja la alegría.
Si esto, pues, nos aguarda,
¿para qué, mi Dorila,
son los floridos años
de nuestra frágil vida?
Para juegos y bailes
y cantares y risas
nos los dieron los cielos,
las Gracias los destinan.
Ven ¡ay! ¿qué te detienes?
Ven, ven, paloma mía,
debajo de estas parras
do leve el viento suspira, y entre brindis suaves
y mimosas delicias
de la niñez gocemos
pues vuela tan aprisa.
ODA anacreóntica VI de Juan Meléndez Valdés.
¡ Como se van las horas,
y tras ellas los días,
y los floridos años
de nuestra frágil vida !
La vejez luego viene
del amor enemiga,
y entre fúnebres sombras
la muerte se avecina,
que escuálida y temblando,
fea, informe, amarilla,
nos aterra, y apaga
nuestros fuegos y dichas.
El fuego se entorpece,
los ayeres nos fatigan,
nos huyen los placeres
y deja la alegría.
Si esto, pues, nos aguarda,
¿para qué, mi Dorila,
son los floridos años
de nuestra frágil vida?
Para juegos y bailes
y cantares y risas
nos los dieron los cielos,
las Gracias los destinan.
Ven ¡ay! ¿qué te detienes?
Ven, ven, paloma mía,
debajo de estas parras
do leve el viento suspira, y entre brindis suaves
y mimosas delicias
de la niñez gocemos
pues vuela tan aprisa.
Fragmento-
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
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